LA INTOLERANCIA A LA LACTOSA, EL MAL DE MODA
En la última década cada vez son más las personas que manifiestan malestar al consumir lácteos, y se dejan llevar por un “diagnóstico familiar” que los ayuda a, sin embargo, la solución va más allá de una simple recomendación, y requiere de un buen análisis.
La lactosa es el azúcar de la leche, que se encuentra presente en animales como la vaca, la oveja, la cabra, y en algunos productos industriales, como las salchichas y patés, margarinas, helados, salsas, algunos fiambres y embutidos, cereales enriquecidos, sopas instantáneas, alimentos, comidas preparadas, medicamentos, entre otros.
Si dicho azúcar no es digerido normalmente, se provoca lo que se conoce como “intolerancia a la lactosa”, que se explica por la falta de la enzima lactasa en el intestino delgado necesaria para sintetizar la lactosa consumida. Esta última, al no ser digerida total o parcialmente, pasa al intestino grueso donde es descompuesta por bacterias, generando desechos que provocan los síntomas que la identifican, como hinchazón abdominal y diarrea.
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