Aprenda como leer las Etiquetas Nutricionales

Aprenda como leer las  Etiquetas Nutricionales

Es de suma importancia saber comprender la información nutricional que se encuentra en los envases de los alimentos, pero la población en general  poco y nada sabe cómo elegir adecuadamente qué comer.

Las etiquetas son tremendamente útiles. Gracias a ellas se pueden seleccionar adecuadamente los productos cuidando la salud, según los requerimientos de cada persona, ya sea por una patología en particular, o simplemente se quiera tener una sana alimentación.
Por lo general cuando se compra un producto y se mira el envase, lo que más llama la atención de las personas es la fecha de elaboración y vencimiento, además de la tabla nutricional que se encuentra al reverso. Pero, no significa que sea la única información útil sobre el producto, y los valores que se especifican en la tabla, no son fáciles de comprender.

Todo el envase es una etiqueta, por lo tanto, es posible encontrar el nombre bien definido, los ingredientes, aditivos, y en general todo lo que se requiere para asegurar que lo que se está comiendo es adecuado, o por el contrario, indican si un alimento se excede en componentes no beneficiosos para la salud.
La nutricionista Marcela Ortiz, del Centro de Tratamiento de la Obesidad de la Universidad Católica, explica que, “lo importante es que se destaquen ciertas características que hace mejor al producto, en base a lo que cada persona busca; todo esto está establecido por un código de etiquetado. Los símbolos también están reglamentados, para que sean estándares en todos los países”.
Los índices que no deben faltar en una etiqueta son la declaración de nutrientes, que es la información sobre el aporte de energía, proteínas, hidratos de carbono, grasas, vitaminas y minerales que contiene el producto; otro punto importante son las propiedades nutricionales, mensajes que destacan las características de los nutrientes más específicos del alimento, destacándolo de manera especial con los descriptores nutricionales que especificarán el aporte; y por último, las propiedades saludables, que son mensajes que relacionan a los alimentos con alguna patología, o condición de salud de las personas. 

No es lo mismo
Las etiquetas de los productos forman parte de su publicidad, por lo tanto se resaltan las propiedades más importantes, sobre todo aquellas que se relacionan con alguna patología. Toda la información que se incluye en el envase se basa en normas sobre etiquetados, por lo tanto a través de esta reglamentación los consumidores pueden sentirse seguros, ya que se ha regulado justamente para proteger la salud de las personas.

“Muchas veces no es que la publicidad sea engañosa, sino que el consumidor no sabe interpretar los datos adecuadamente”, comenta la especialista. Existen por lo menos 4 descriptores base de las propiedades nutricionales, y es muy importante que los consumidores sepan distinguir unos de otros.

Cuando un producto viene etiquetado como libre, se refiere a que la porción del alimento aporta menos de 5 kilocalorías (kcal), 5 mg de sodio, 0,5 g de azúcar, y 2 mg de colesterol (grasa); si viene marcado como bajo, se consumen máximo 40 kcal, 140 mg de sodio, y 3 g de grasa; cuando es liviano, se reduce al 50% el aporte en base al alimento habitual; y si es reducido, tiene un 25% menos del aporte en relación al habitual.

También es posible que los productos estén etiquetados de manera más específica como buena fuente, la porción del consumo habitual contiene entre 10 y 19% de la dosis diaria de referencia para un nutriente en particular; otra opción es que sea alto, es decir, tiene un 20% o más de la dosis diaria de referencia; y por último, cuando aparece denominado como fortificado o enriquecido, al alimento se le agrega un 10% o más de un nutriente en particular o fibra dietética.

Recomendaciones
Al enfrentarse a una etiqueta, las personas deben fijarse en cuál es la cantidad de determinado nutriente por 100 g para poder comparar con otros productos, y también estimar el valor real de lo que se va a consumir, según las propias necesidades o el plan que se esté siguiendo.
Otro punto a tener en cuenta, según explica Marcela Ortiz, es que “las etiquetas aparecen en cierto orden, de mayor a menor de acuerdo a la cantidad de cada nutriente que contienen los alimentos. Normalmente se parte con la energía, más conocidas como calorías”.
Las calorías son el total del contenido de todos los nutrientes que aportan energía: proteínas, lípidos e hidratos de carbono. Hay otros que son minerales, llamados oligonutrientes, que aparecen en cantidades muy pequeñas, y en general no tienen aporte energético, como por ejemplo el sodio.

Pero por muy mínimo que sea su aporte, en el caso de los hipertensos, ellos deben fijarse en la cantidad de sodio. “Generalmente a esta enfermedad se le asocia diabetes, por lo tanto también deben estar pendientes de la cantidad de azúcar, si tiene sacarosa u otro sustituto, que además sirve para cuidar su peso”, agrega la nutricionista.

Respecto a los edulcorantes, como la sacarina, aspartamo, ciclamato, sucralosa, es muy importante leer la declaración de nutrientes, ya que si bien no aportan calorías, si hay una cantidad máxima que debe controlarse, y que en ciertas condiciones pueden producir daño.

La salud es lo primero, por lo tanto hay que cuidar la alimentación desde el inicio, en personas sanas principalmente para evitar que desarrollen las predisposiciones genéticas. Para lograr esto, las etiquetas son un gran aliado que ofrece toda la información necesaria para controlar lo que se ingiere.

Y es que, tanto personas sanas como enfermas tienen que leer las etiquetas y enterarse de lo que están comiendo. Patologías como diabetes, hipertensión, dislipidemia, obesidad, intolerancia a la lactosa, entre otras, necesitan una adecuada dieta; y quien las padece debe fijarse en la etiqueta, particularmente en lo que tenga restringido.

En el caso de una persona normal que busca evitar sufrir problemas nutricionales, debe poner atención principalmente a las grasas saturadas, prefiriendo aquellos productos con bajo porcentaje, es decir que tenga en grasas totales igual o menos a tres gramos por porción; otra cosa a tener en cuenta es el sodio, que se debe ingerir en niveles mínimos, 140 mg es el estándar; también debe contener una cantidad moderada de hidratos de carbono, azúcares en general; y por último, es importante que los alimentos sean ricos en fibra, ya que se requiere entre 25 y 30 gr de fibra diarios, para tener una dieta saludable.

Entre comidas es habitual que niños y adultos caigan en la tentación de ingerir snack o colaciones poco saludables. Si bien, en general son muy provocativas por su alto nivel calórico, y su inigualable sabor, el consumo en exceso puede provocar daños en grandes proporciones. Los padres principalmente, deben preocuparse más sobre qué comen ellos y sus hijos. La información está a la mano, sólo deben darse el tiempo de estudiarla.

 

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