Pilar Sordo

“He tenido el privilegio de haber sufrido mucho”

La extensa agenda de esta psicóloga de 44 años no tiene espacio: sus labores como escritora, investigadora, oradora, directora deI PEGE, y mamá, como suele señalar, no le dan descanso, pero su pasión por lo hace y por lo que le espera es absoluta. Para ella siempre hay más.

Pilar SordoEs intensa; habla sin tapujos de su vida, de sus emociones y sus relaciones: las buenas, las malas, las fallidas, sus hijos y su devoción, como si se estuviera practicando una extensa autoconsulta piscológica. Cuando se encienden las luces no se detiene, pero en la intimidad de esta conversación las cosas cambian, y se convierte en la mujer que pese a optar concientemente por una vida pública y que desnuda a la sociedad chilena en sus libros de investigación, lleva a cuestas un pasado de mínima autoestima, fracasos sentimentales y madurez tardía. Honesta ante todo, se examina con la dureza de quien ha vivido demasiado para sus años, pero el saldo, asegura, siempre es positivo.


¿Cómo compatibilizas tu tiempo entre tantas actividades en las que participas?
Yo creo que uno siempre tiene tiempo, la gracia está en tratar de demostrarlo en relación a las cosas que uno hace y yo tengo la bendición de hacer lo que me gusta y poder diversificar mi profesión de psicóloga en un montón de matices que me permiten explorar distintos mundos. Siempre he dicho que soy una eterna alumna de la vida, una permanente aprendiz, además me rodeo de gente fantástica que me ayuda a llevar esta agenda que parece bien agotadora, pero que en realidad es muy entretenida.

Tengo la sensación de que su reconocimiento público en la memoria colectiva se produce desde que se une a Coco Legrand para hacer los monólogos, ¿cómo es el paso de ser una persona incógnita a ser alguien conocido?
Es divertido, porque tu sensación de recuerdo es bastante congruente con lo que le pasó a un grupo importante en Chile, que yo aparecí cuando el Coco (Legrand) me nombra, pero yo vengo haciendo esto de trabajar mediáticamente desde que me titulé. Siempre he sido muy agradecida del periodismo, porque creo que los periodistas han sido amplificadores de mi misión. Si no fuera por ustedes difícilmente yo hubiera podido poder traspasar lo que quería dar a conocer. Antes de titularme, estaba recién casada, vivíamos en Viña del Mar y ya trabajaba en Canal 4, estudiaba en Santiago, y ya tenía muchas actividades. Lo que sí recuerdo claramente es el momento en que tomo la decisión de salir a la calle, de sacar la psicología a las plazas, como digo yo. Ahora ese momento se configura con mi separación matrimonial, con la investigación para “Viva la Diferencia” (2005), y pronto con la opción de escribir un libro, cosa que nunca estuvo en mis planes. Y de ahí para adelante nunca he pesando nada de lo que ha ocurrido. En las oportunidades y las cosas que me han ido pasando he intentado mantener la congruencia para arriesgarme y para no dejar de hacer algo por miedo.
 
¿Cómo ha sido este camino respecto de sus expectativas? ¿le agrada que se sepan cosas de su vida privada, por ejemplo, y que eso fuera de completa responsabilidad suya?
Yo soy una agradecida de la vida, he tenido la fortuna o el privilegio de que me ha tocado sufrir mucho y eso me ha permitido reinventarme, siento que si hay una constante en mi historia de vida es que permanentemente ésta me pone encrucijadas en términos de toma de decisiones, pese a que eso le debe pasar a mucha gente y no es exclusividad mía, yo creo que es un sino de mi vida. No me alcanzo a parar de una cuando ya viene la otra en forma automática y creo que agradezco eso. Ahora, las cosas que se han sabido de mi vida, de alguna forma yo he decido contarlas, porque he considerado que son instancias de vida que uno puedo compartir, experiencias que en general en Chile no se comparten y que pueden generar sintonía con esas especies de misiones que uno tiene en la vida en términos de intentar dejar huellas para que cuando uno se vaya, quede un recuerdo por algo bueno. No era lo que yo esperaba, no es pretensión de la vida, porque hay tiempo para todo: para sembrar en público, para sembrar en privado, hay tiempo para recluirse y otros para aparecer en masa, y hay que dejarse conducir por eso.

Es muy honesta en reconocer que la vida la ha golpeado varias veces y que no pasa mucho antes de que esté enfrentando algún dolor nuevamente, ¿usted se autoanaliza o busca saber por qué le pasan estas cosas?
Yo soy muy crítica conmigo, y permanentemente intento ser mejor persona. Creo que tanto de los dolores como los errores que he cometido en mi vida saco un aprendizaje. Siempre he creído que de lo bueno se goza y de lo malo se aprende y, además, tengo muy buen sentido del humor, lo que me ha permitido reírme de mí, de mi vida, para poder rescatar cosas buenas de las situaciones difíciles. Creo que uno tiene la obligación de pararse y de rescatar cosas de lo que a uno le ocurrió.

Renacer después de la muerte
A los 22 años se casó ilusionada con el padre de sus hijos para luego separarse, volverse a enamorar y darle una segunda chance a la vida en pareja, pero tampoco funcionó. Una vez sanadas las heridas, llegó a su vida el hombre al que, asegura, querrá por siempre, pero él también se fue. “No me casé con él, pero me considero una viuda”, comenta sobre su relación con Oscar Letelier (56), el compañero que tanto esperaba y que luego de tres años de una madura relación murió de un cáncer de páncreas.
En marzo pasado dos de sus grandes amigos, miembros del directorio de IPEGE, murieron en el accidente aéreo ocurrido en Tomé, después del terremoto, avión al que estuvo a punto de subir. Una vida golpeada por la tragedia, dirán algunos; para ella, la sensación de tener, después de todo, siempre otra oportunidad.

¿A qué atribuye su fracaso matrimonial?
Estuve 11 años casada, pero el problema es que empecé chica de cabeza, no de edad - porque debe haber gente que se casa a la misma edad que yo y le va regio-. Siento que yo me casé con una sensación muy mágica del amor, estaba convencida de lo que estaba haciendo, él fue mi primer beso, mi único pololo, era la fórmula antigua del amor, aunque no siento que eso sea un error, a mi no me funcionó, entre otras cosas, por haber tenido una estructura familiar con un papá y una mamá muy severos, en la que tenía muy poca vida personal y era muy poco autónoma en mis decisiones. Y aparece un hombre adecuadísimo, cuando yo tenía problemas muy graves de autoestima y con un sobrepeso importante, al que le gusto, lo que fue decidor para que me gustara a mí también, y en el que valoro las cosas buenas que tenía, sobretodo porque le iba a gustar a mi papá. Luego tengo la sensación de haber crecido en un proceso de adultez muy desarmónico y que me lleva a mí a tomar la decisión de separación de una pésima forma. Creo que le hice mucho daño a mi ex marido en forma innecesaria, en un proceso de adolescencia tardía de mi parte. Luego de eso empieza a armarse una Pilar Sordo más sólida, a lo que le siguió otra relación de pareja tremendamente disfuncional.
Es decir, que luego de su separación rehizo su vida y nuevamente no funcionó…Sí, él fue mi mayor maestro en la vida, pero sufrí una brutalidad, y cuando yo logro salirme de esa relación adictiva para mí -por eso que tenemos las mujeres de querer rehabilitar hombres y no resulta- justo coincide con haber terminado la investigación de “Viva la diferencia”, en la que además yo descubro, y me permito descubrir, muchas cosas mías. Lo que hace la investigación es mostrarme y pegarme una cachetada para que me diera cuenta dónde estaba yo en todo esto, y creo que de ahí empiezo un lento camino de renacimiento y consolidación de lo que soy hoy hasta que aparece Óscar.

 Y Óscar le devuelve las ganas de tener una relación…
No. Óscar es el amor de vida, entonces entra en otra categoría. En el fondo tuve el amor adolescente, el amor enfermo –que sin duda hay que tenerlo- y el amor sano, maduro y responsable, que significa Óscar.

¿Cuánto tiempo estuvo con Óscar?
Desde que lo conozco hasta que falleció, casi 3 años.

 Y llegó para marcarte la vida…
Sí, por supuesto. Yo de mi relación matrimonial rescato el tener dos hijos maravillosos, pero la relación de mi vida es la de Óscar, no tengo duda de eso. No sólo por el tema del cáncer, sino por lo extraordinario que era, por lo que logramos construir, porque nos dimos cuenta de que los tiempos cronológicos no tienen nada que ver con los tiempos emocionales ni espirituales. Él un ingeniero de 56 años con 4 hijos grandes, separado, era mayor que yo pero se notaba poco la diferencia. Nos conocimos en una charla que le fui a dar a su empresa y nunca más nos separamos
desde que nos vimos. Siempre digo que no lo conocí, si no que lo reconocí, fue verlo y saber que era él. Yo agradezco profundamente haber tenido el privilegio de haberlo vivido, puesto que hay gente que se muere sin saber nunca lo que es eso, y yo tengo el regalo de haber experimentado el amor absoluto y verdadero, sólido y maravilloso, con lo que no digo que no hubo conflictos, porque fue una relación súper real, pero lo profundo trasciende a lo cotidiano.

¿Cómo enfrentas el cáncer de páncreas de Óscar, a poco más de un año de estar juntos? ¿Pensaste que las cosas iban a salir bien?
Es que es uno de los peores cánceres, y cuando lo descubren siempre queda poco tiempo, cuando te avisan ya es tarde, además que su pronóstico siempre fue malo. Ahora, desde el primer momento tuvimos la postura como familia de pelearla todo lo que pudimos en la medida en que su calidad de vida no se afectara, que él decidiera lo que quería hacer libremente, siempre le dije después de la enfermedad que se le acabó el tiempo de los “debo” y que empezó el tiempo de los “quiero”, y funcionamos en base a eso. Era gozador, alegre, inteligente, porfiado, y creo que todas esas características hicieron que en principio, de los cuatro meses diagnosticados, tuviera nueve hasta que se fue, tiempo de un aprendizaje precioso para ambos. Fue súper sanador el cáncer tanto para él como para mí, y cuando él parte y yo me enfrento a quedarme sin él físicamente, que no es lo mismo que quedarme sola, parte otra vez un proceso en mi vida de reconstruirme, de dejar Viña del Mar donde él quiso terminar su vida y de venirme a vivir a Santiago. He aprendido a vivir con la pena, hay días mejores otros peores, enfrentarse a su ausencia permanente.

¿La recomposición de su vida luego de la muerte de Óscar se hace más llevadera cuando enfrentas tus nuevos proyectos?
Es que yo soy una mujer súper feliz, que vive feliz y cada día tiene sentido que me levante, que siga caminando con la pena que tengo en el alma.Yo siento que la vida no me debe nada, mi objetivo es seguir agotándome hasta que Dios lo diga, disfruto de todo lo que hago, pese a que hay días que son batallosos. No tengo la sensación de deuda. La relación con Óscar produjo un proceso de sanación en mí, que tenía que ver con un tema de la ansiedad y mayor conciencia de mí misma, además que tenía una discordancia con mi cuerpo tremenda, bajé de peso sólo por la pena, o sea yo era gorda, pero nunca me di cuenta de que era gorda.
¿Y qué piensa de rehacer su vida sentimentalmente, es algo probable?
A ver, hace tiempo que no ando diciendo “de esta agua no beberé” de hecho hace rato la vida de viene demostrando lo contrario, pero objetivamente siento que tengo un tema cerrado ahí, no siento que me deba un amor, porque siento que lo tengo dentro mío. No estoy ni pidiendo un compañero, ni lo anhelo, ni nada. Pero mi deseo es que ojalá no conociera a otro hombre. No es que los amores sean reemplazables, sino que exclusivamente porque me quiero reencontrar con Óscar, y no me quiero ir de acá siendo besada por un hombre queriendo reencontrarme con otro en otro lado, me parece poco justo. Yo quería ser religiosa, y tengo un tema con Dios muy fuerte, por lo que la soledad no me preocupa, y el tener a un hombre al lado después de Óscar no es importante.

Ha comentado que tiene coqueteos con la muerte ¿a qué se refiere?
Sí, permanentemente. Mi hija estuvo a punto de morir, yo he estado en situaciones de riesgo; en marzo pasado estuve a punto de subirme al avión que se cayó en Tomé después del terremoto, en el que iba mi jefe, el presidente del directorio de Ipege y el Vicerrector de admisión, que era uno de mis mejores amigos. Pero pese a todo no tengo ningún tema con la muerte, no me da susto ni nada. No quiero vivir mucho, aunque mis pronósticos no son buenos, porque tengo abuelas súper longevas, pero creo que tengo ganas de cielo, así que cuando tenga fecha de vencimiento no tengo ningún problema en que me vengan a buscar y me lleven.

Profesión: mamá
Está enfrentando de lleno la adolescencia de sus hijos: los primeros pololos, las rebeldías naturales ¿cómo se lleva este proceso siendo “mamá soltera”, según su propia definición?
Desde mi separación, cuando ellos tenían 4 y 6 años, los crío sola, pero siempre han tenido un papá súper presente, por lo que no me ha costado. No tengo nada que decir de ellos, sólo que son hijos maravillosos, muy comprometidos con lo que yo hago, dulces, creo que calzan más con los pernos de esta generación que de los estúpidamente mal llamados “bacanes”, y son chiquillos súper nobles, que trabajan duro por cumplir sus sueños. Obviamente tengo discusiones con ellos, y los reto porque soy una mamá tremendamente jodida, bien insoportable y reglera, de horarios, muy rígida valóricamente, pero a pesar de eso, muy cercana a ellos.

¿Cómo cree que ellos la ven?
El cómo soy como mamá deberían responderlo ellos, pero creo que me evalúan como mamá fregada y que lo pasan bien conmigo, que aprenden de mí, que les encanta lo que hago, que vivimos muy bien los tres, lo que en gran parte es mérito de ellos, porque son extraordinarios.

¿Qué les parece esta mamá mediática?
Creo que lo que más les da lata es que cada vez que vamos a alguna parte hay alguien que me conoce, pero aparte de eso yo percibo que se sienten súper orgullosos de lo que he conseguido, porque desde chiquititos han visto de que todo lo que he logrado conseguir ha venido respaldado de un esfuerzo “de la yegua”, y creo que ellos valoran los frutos de esos sacrificios, han visto que mis éxitos profesionales y emocionales han tenido que ver con mucho trabajo, y que nada ha sido suerte.

 

 

Recomendamos

CardioSmile

CardioSmile

 

Estudio de Salud Cardiovascular

Diseñado por Sombrero negro sombrero negro