Julia Vial

“Mi causa es defender a muerte a las personas
con Síndrome de Down”

Lloró tres días cuando se enteró de la condición genética con que venía su primera hija. La vida perfecta que llevaba y los planes que tenía para su familia se pusieron en jaque al tercer mes de gestación; sin embargo, fueron estas mismas razones las que secaron sus lágrimas y la hicieron entender que con amor nada podría ser un impedimento para ellos.

Julia VialJulia tiene poco tiempo. Acaba de terminar su programa en La Red, y su hija la espera en casa para pasar su tarde entre terapias, caminatas, idas al supermercado, y visitas a la peluquería. Hace dos años, su vida va contra reloj, y ha debido organizarse para cumplir con todas las demás áreas de su vida: la de mujer, profesional y esposa, y aunque señala que ha sido un período intenso, se apura en aclarar que no lo cambiaría por nada. Para ella, que su hija tenga Síndrome de Down nunca ha sido un conflicto, si no que el mejor desafío de su vida.
En esta entrevista, el rostro del programa Intrusos de La Red habla con fluidez de lo que ha debido enfrentar desde el nacimiento de “la Juli”, como le dice, de su lucha contra la discriminación, de aquellos que cuestionan la farándula y las ofertas laborales que ha rechazado en pos de la comodidad actual.

 

Periodista sin apellido

Has pasado por distintas etapas de tu carrera, desde la política a la farándula…
Más que eso. Empecé escribiendo sobre autos, cuando lo único que sabía es que tenían cuatro ruedas y les echabas bencina, y fue todo un descubrimiento. Incluso hice hasta un curso de periodismo hípico que nunca desarrollé. He pasado por distintas etapas.

¿Y con cual de todas estas etapas te quedas?
Yo me quedo donde lo paso bien, más allá de la plata. Curiosamente, los últimos 6 años los he hecho en farándula y los he disfrutado completamente, incluso mejor que en otro
momento. He trabajado con tremendos equipos, por ejemplo, cuando trabajé en ‘Pantalla Abierta’ (Canal 13), fue una de mis mejores épocas porque hicimos un grupo de amigos fantástico, con quienes lo pasamos muy bien, lo mismo que cuando estuve en ‘En boca de todos’. Sin embargo, hoy lo paso súper bien haciendo farándula, y hasta el momento en que crea que no me provoca conflictos personales, no la voy a dejar.
¿Crees que hay un estigma por ser periodista de farándula?
Es que uno es periodista no más, sin apellido. He tomado desayuno con candidatos presidenciales, he entrevistado a Luli y conduzco la entrega de los Premios Óscar todos los años, entonces a mí personalmente me acomoda mucho la diversidad. Finalmente la farándula es entretención y fin, no hay que tomársela con tanta seriedad.

¿Te proyectas a seguir en televisión?
Yo hace muchos años aprendí que vivo el día a día y para mí la tele es un trabajo hoy. Tengo claro que no me veo animando el Festival de Viña porque mi rollo no va por ahí. Mi fin es hacerle caso a la guata, y estar dónde me siento cómoda; de hecho en estos años en La Red me han hecho ofrecimientos de otros canales, incluso, volver a Canal 13, pero si yo estoy cómoda en un lugar, y siento que no es el minuto de cambiarme, que podemos crecer más, me voy a quedar acá. No creo que mi carrera se vaya a acabar pronto porque he conducido equis cantidad años un programa de farándula, pero si me tengo que ir por cualquier motivo, no tengo problemas en volver a escribir en diarios o revistas, como lo hice en mis inicios. Me gusta mucho la tele, pero si la dejo, no habrá complicaciones. La televisión no es mi vida, es mi trabajo, y si mañana alguna deja a la otra, buscaré una
nueva opción.

¿Qué análisis rápido haces a la farándula chilena?
Me entretiene, y creo que los realities han aportado mucho a ella y a nuevos personajes faranduleros. En algún momento nos quedamos con pocos personajes, y estábamos lejos de lo que ocurre en Argentina por ejemplo, pero ahora hay más gente que está dispuesta a jugar este juego.

¿Crees que es un género que va a aburrir al público en algún momento?
Mira, a la farándula la han matado desde que apareció, sin embargo, cada vez hay más programas de televisión, radios y medios escritos que hablan de ella. Si no ha muerto en España o Argentina, por qué tendría que morir aquí. Y yo creo que la gente le toma la importancia que tiene no más, es una forma de entretenerse y de olvidar los problemas cotidianos, nadie se la toma 100% enserio.

¿Tú también piensas que no hay que tomársela tan enserio?
Creo que no hay que mirarla en menos. La farándula es entretención, en la que tangencialmente puedes conversar sobre temas que afectan a la sociedad y ponerlos en el tapete. Por ejemplo, mujeres u hombres agredidos, la violencia verbal, etc. Han ocurrido otros casos, como cuando estábamos en Viña del Mar y llegó la gente de Aysén a protestar, nosotros les dimos el espacio que merecían para que hicieran sus descargos, porque somos muy pluralistas como Canal y si hay un tema de discusión que necesita ser debatido lo vamos a tocar. Me ha pasado a mí incluso, que me han dado la tribuna para expresar los puntos en los que no estoy de acuerdo, como la discusión que tuve hace un tiempo con Evelyn Matthei (quien se refirió a los fetos con cromosomas triples) y con Raquel Calderón, quien trató  de “mongólica” a una periodista. Estos son claros ejemplos de que, a través de tribunas como la farándula, podemos entregar mensajes que aparentemente no se ven.

La mamá de Julita
Y entrando en ese tema, desde que nació tu hija tienes una especie de lucha contra de la discriminación…
Yo la lucha la tengo desde que tenía 3 meses de embarazo, que fue cuando me enteré de que mi hija venía con Síndrome de Down. Creo que uno tiene que abrazar distintas causas respecto de lo que te toca vivir y la mía es defender a muerte a las personas con éste síndrome. Por ejemplo, hay que empezar por erradicar las malas formas de referirse a la gente con problemas físicos, enfermedades o a las que son homosexual, porque la sanidad de la sociedad pasa por la tolerancia. Yo antes no tenía ese cuidado, como no tenía cercanía con el síndrome de Down cometía errores y más de alguna vez pude haber tratado mal a alguien, pero desde que me toca a mí, he aprendido a ser mucho más tolerante. Uno demuestra sus temores frente a lo que no conoce.

¿Y que has aprendido sobre este Síndrome?
Que hoy las personas con Down trabajan, pueden hacer una vida normal, no tienen límites, aparte que son todos distintos. Ya no son como hace 50 años. De hecho, existe el caso de Pablo Pineda, en España, que estudió en la Universidad y hace una vida completamente normal, y he aprendido que en la medida en que podamos dar a conocer esa realidad a la sociedad y no le pongamos nosotros mismos límites a nuestros hijos, se va a ir terminando la discriminación.

Tu hija, Julita, acaba de cumplir dos años. ¿Cómo resumirías este tiempo?
Han sido años súper intensos, sobretodo el primero, porque tuvimos ‘mala pata’. A los tres meses la Juli se agarró un virus sincicial que fue terrible, y que la mantuvo internada un mes y medio; luego teníamos que engordarla para operarle el corazón, pero no podíamos sacarla de la clínica, y al final estuvimos 3 meses y medio en ese ritmo, en el que nos turnábamos día por medio con mi marido para dormir ahí; él me reemplazaba a las 7 de la mañana, yo me venía a hacer el programa Intrusos (La Red) que en ese tiempo iba en otro horario, luego yo volvía, se iba mi marido, llegaba mi suegro, y así nos fuimos haciendo postas todo ese tiempo. Si lo miro ahora, con la perspectiva del tiempo, me pregunto ‘cómo aguanté tanto’, porque fue súper agotador, pero en ese minuto me parecía de lo más normal.

¿Y cómo es Julita?
La Juli es increíble. La luz de los abuelos, de sus tíos, la prima regalona de mis sobrinos, que son 23. Yo ni la veo cuando vamos a almorzar a la casa de alguno de ellos, porque es el centro de atención, todos la cuidan, quieren estar con ella, es impresionante lo que produce.

¿Con qué cosas te ha sorprendido tu hija, que no esperabas que ocurrieran?
Yo no le pongo límites, la trato como un niño más, porque ha sido un consejo que me han dado los papás de niños más grandes. Igual era algo aprehensiva, porque es tu primera hija, y estuvo en la clínica 3 meses, y al principio me la pasaba limpiando sus manitos con alcohol cuando gateaba, pero he aprendido a hacer vista gorda, y a que si se quiere ensuciar o comer tierra que lo haga, porque es parte de su crecimiento explorar y no le puedo coartar eso. Yo la estimulo, la estuve llevando un tiempo a hipoterapia, y ahora va a la Fundación Excepcionales* (que integra a personas con Síndrome de Down) donde comparte con otros niños, y además tiene una vida social muy activa, y que ella lleva de manera súper normal.

Mencionaste alguna vez que cuando te enteraste de que tu hija venía con Síndrome de Down lloraste tres días…
Sí, lloré tres días y nunca más. Lo que pasa es que, aunque sea difícil de entender, estas metido en una vorágine tan fuerte que no hay tiempo para andar lamentándose por la vida. A estas alturas, puedo llorar de emoción por las cosas que va logrando y que supuestamente no podría hacer, pero por nada más.  Al principio lloré porque no estaba preparada para recibir una noticia así, es tu primer hijo, siempre has tenido una vida súper
perfecta, y derepente te preguntas ‘qué se hace ahora’ si no tienes idea cómo tratar con un niño Down. Recuerdo que esos tres días fueron súper duros, en los que venía al programa llorando, en el Canal me hacían una reconstrucción facial para que no me viera tan mal, terminaba el programa, me subía al auto y lloraba de nuevo.

¿Y tu marido cómo se lo tomó?
Llorábamos juntos. Como te decía, es tu primer hijo, y tienes planeado que todo salga perfecto, que va a ir a la universidad, que se va a casar, etc. Pero derepente me pregunté ¿por qué ella no iba a poder hacer todo eso?, si mi hija tiene un cromosoma más solamente, es su única diferencia. Finalmente, al cuarto día me vi perdiendo el tiempo, estaba llorando en vez de investigar y aprender qué hacer, dónde ir, que significaba que fuera Down, dónde la podría llevar. Ese día le dije que hasta ahí no más llegaban las lágrimas, que había que avanzar y que un hijo siempre era motivo de alegría, y así ha sido hasta ahora, aperrando juntos.

Es decir qué nunca más se ha preguntado ‘por qué a mí’…
No, y nunca me hice esa pregunta, porque no tenía por qué
preguntarlo. ¡Es que la Juli me tiene loca!, yo estoy todas las tardes con ella, y nos acompañamos, hacemos todo juntas, desde caminar hasta ir a la peluquería, vamos al supermercado y ella va con su lista y su lápiz, y me va diciendo lo que hay que llevar, ¡es exquisita!.

¿Cómo planeas su educación?
Ahora está yendo a la Fundación Excepcionales, dónde hemos conocido a un grupo de papás jóvenes con los que hay muy buena onda, y lo mejor es que esta Fundación comulga con todo lo que queremos para nuestra hija. A los dos años y medio pretendemos que vaya al jardín, e incluso ya está inscrita al colegio para el 2014. Me tuve que adelantar, porque los colegios integrados tienen pocos cupos. Va a ir a un colegio dónde será la única que tendrá Síndrome de Down en su curso, y la idea es que sea una más, sin distinción.

¿Cómo vislumbras su futuro?
Ya no tenemos temores. Mi norte es que la Juli pueda desarrollarse y ser feliz. No espero nada más. Y estamos pensando en la posibilidad de que pronto tenga hermanos, porque los necesita. La Juli ama a los niños, así es que queremos crecer como familia.

¿Y si vinieran iguales a Julita?
Eso ya no es un problema, ya sabemos todo lo que tenemos que hacer.

 

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