Cecilia Morel

“Lo mejor de mi trabajo es que respeta mi forma de ser”

Carola Correa

Con un destacado espíritu de servicio, lejana a las polémicas, pero con ese toque que la hace ser una de las mujeres con más notoriedad del país, incluso desde antes de ser Primera Dama, Cecilia Morel lleva bien puesto el cartel que le colgó su marido, cuando la hizo presidenta de las siete Fundaciones con mayor rol social que existen hoy en el gobierno. Y es que si hay algo innegable en esta mujer de 57 años, es el carisma y la cercanía que la ha caracterizado, y que ha impuesto como sello a su gestión.

 

Se casó en 1973, fecha clave para el país, y también para el recién conformado matrimonio Piñera Morel, que al poco tiempo debió partir a Estados Unidos por estudios del actual Presidente, y donde permanecieron por 3 años. En 1976 y con poco más de 20 años, Cecilia Morel volvía a Chile con un futuro promisorio, una familia armada y, probablemente, con la convicción de que vendrían cosas grandes para ellos. No estaba equivocada.

Hoy, a un año y medio de su nuevo rol, repasa lo vivido, habla con pasión de su labor en el gobierno, y se refiere a su marido como “el Presidente”. A fin de cuentas, el trabajo es el trabajo.

 

¿Cuáles son las principales misiones que se ha impuesto en su labor como Primera Dama?

El Presidente de la República me nombró presidenta de las siete Fundaciones que dirijo, un cargo que no es obligatorio para la Primera Dama, pero que él cree que puedo aportar mi experiencia y conocimiento, y yo me empeño en lograrlo de la mejor forma posible. Las fundaciones tienen distintas ocupaciones. Está Integra, que se preocupa de la educación preescolar; PRODEMU, que promueve a la mujer y se esfuerza  por su inserción a la fuerza laboral; Orquestas Juveniles e Infantiles, que es una Fundación que entrega oportunidades a niños y jóvenes potenciando sus talentos; Artesanías Chile, que busca preservar la identidad cultural y dar oportunidades para los artesanos y artesanas tradicionales. Además está la Fundación Tiempos Nuevos, que dirige el MIM, el único museo interactivo en Chile; la Fundación de la Familia y Chile Enter, que promueve el uso de la tecnología en la educación. Todas ellas están focalizadas y dirigidas a dar oportunidades a los sectores de menores recursos. Junto a la dirección de estas Fundaciones, estoy trabajando en nuevos proyectos para el país, como es el programa “Elige Vivir Sano”, que busca mejorar los hábitos alimenticios de nuestros jóvenes, para combatir la obesidad infantil y evitar los peligros a la salud que conlleva el sobrepeso.

 

¿Cuál es la motivación de crear un programa como “Elige Vivir Sano”?

La principal motivación es que los chilenos tengan una mejor calidad de vida, más sana, plena y feliz. Es un llamado a tomar conciencia de nosotros mismos, preocuparnos por la forma de vida que estamos llevando y, especialmente, a modificar los hábitos dañinos para la salud. De este modo, estamos invirtiendo en nuestra propia salud y la del país a través de la prevención de los factores de riesgo de las enfermedades crónicas no transmisibles. Para lograrlo, debemos tomar conciencia de nuestra realidad, que nos indica que somos excesivamente sedentarios y que tenemos índices de sobrepeso peligrosos. Por ejemplo, entre el 2003 y el 2010, los diabéticos aumentaron de 700 mil a más de un millón, lo que significa que debemos promover en forma seria el cambio de hábito en un sentido amplio, que integre distintos aspectos, como son la alimentación balanceada y la práctica de ejercicio físico. Pero también quisimos agregar otros ámbitos que son fundamentales a la hora de aumentar nuestro bienestar, como  disfrutar al aire libre, el contacto con la naturaleza y pasar más tiempo con la familia y los seres queridos,  quienes también son factores protectores de la salud. Estos son los cuatro pilares del programa Elige Vivir Sano (EVS).

 

¿Qué expectativas tiene con este programa?

El programa EVS es una iniciativa multisectorial en alianza público-privada, que pretende invitar a los chilenos a sumarse a un movimiento de vida sana y, al mismo tiempo, incentivar políticas públicas orientadas a trabajar en cada uno de los cuatro ejes del programa. De ahí que el éxito de una iniciativa de esta naturaleza depende también de un trabajo coordinado entre los ministerios de Salud, Educación, Agricultura y el Instituto Nacional del Deporte. Mientras el primero establece las pautas y criterios respecto de los índices a los que debemos aspirar o los parámetros a evaluar, Educación implementa y realiza una labor formadora. Este programa es ambicioso porque busca un cambio cultural y, por lo mismo,  está enfocado a formas reales de elegir en la vida diaria conductas saludables que, poco a poco, se van sumando para tener un gran resultado. El sólo hecho de bajar el consumo de sal a la mitad, es decir de 9,8 a 5 gramos diarios,  ya es un gran avance. Sólo un 15% de la población consume cinco o más porciones de fruta o verduras al día, lo que tiene hasta repercusiones económicas. El 2009, por ejemplo, FONASA gastó $90 mil millones de pesos en tratamientos de hipertensión arterial, diabetes e infarto agudo al miocardio, que si bien no son enfermedades que se produzcan exclusivamente a consecuencia del exceso de peso y el sedentarismo, si existe mayor prevalencia en quienes presentan estos factores de riesgo. Otro motivo más para estar empeñados en bajar esos índices.

 

Por otra parte, la campaña de marketing es positiva, transmite energía para incentivar a vivir una vida sana; propositiva, porque propone modos de vivir sanamente; promocional, porque promociona los ideales de vida sana; y convocante, porque convoca a toda la ciudadanía. Esta campaña hace hincapié también en que los  cambios de hábitos deben hacerse en forma paulatina, lo que facilita esta tarea.

¿Qué objetivos se han cumplido desde el lanzamiento de este programa  a la fecha, y cuáles quedan por cumplir?

Esta es una iniciativa de mediano a largo plazo, cuya primera etapa está prevista para el año 2011, y la segunda etapa agregará más ejes de acción para el año 2012. La idea de fomentar una vida sana y revertir los índices de obesidad y sedentarismo del país, surgió primero durante la campaña entre los grupos Tantauco y luego se concretó como una iniciativa del Ministerio de Salud. Pero cuando el Presidente de la República decidió que esta era una tarea país que debía involucrar a más actores, él mismo me pidió que en mi rol de Primera Dama, fuera la embajadora y vocera de esta iniciativa, que finalmente se convirtió en una actividad interministerial e intersectorial.

Al inicio de este programa se hizo un catastro de la oferta programática del Gobierno, para estudiar qué iniciativas ya existían en los distintos ministerios y servicios, para luego coordinarlos y unirlos en un objetivo común que evitara duplicidades. De septiembre a noviembre de 2010 se reunieron en mesas de trabajo intersectoriales, en la que participaron actores del Ministerio de Salud, Educación, Junji, Junaeb, Fundación Integra y el Instituto Nacional del Deporte. En enero de 2011 se sumó  a este programa el Ministerio de Agricultura.

En una primera etapa, la actual, el objetivo es crear conciencia entre los chilenos de lo relevante que es llevar una vida más sana, con una mejor alimentación, cuidando el tiempo de descanso y realizando ejercicio físico, además, explicar una y otra vez que esto no es un tema estético. Es para prevenir enfermedades, tener una mejor vida y educar en este sentido a las futuras generaciones.

¿Cómo le impactaron los resultados de la última Encuesta Nacional de Salud?

Lo que más me impactó es el nivel de sedentarismo de los chilenos y especialmente de las mujeres. Según esa encuesta, el 88,6% de la población es sedentaria y en el caso de las mujeres llega al 93%, es altísimo. Sobre todo considerando que por sedentarismo se considera hacer actividad física menos de 30 minutos por tres veces a la semana. Estas cifras son preocupantes, porque esto va más allá de un tema estético, estos fenómenos incrementan los riesgos de enfermedades como diabetes, hipertensión, cáncer y las cardiovasculares. 

La Organización Mundial de la Salud declaró el sedentarismo como el cuarto factor más importante de riesgo de mortalidad mundial.

¿Considera que a las mujeres chilenas les falta mayor conciencia de su salud, teniendo en cuenta los altos índices de obesidad, tabaquismo y estrés que enfrenta el género?

Sí, pero creo que no son sólo las mujeres. Creo que en general los chilenos tenemos poca conciencia de que la salud es un tema importante y que habla finalmente de la calidad de vida y del futuro de nuestro país. Ahora, probablemente para las mujeres la responsabilidad es mayor, ya que son las primeras educadoras del hogar. Una de las razones por las que soy embajadora de este programa es porque soy mujer y madre, y he tenido también que aprender y tener conciencia de lo importante que es comer en forma equilibrada, hacer actividad física, enseñarle a los niños también, cuidar el tiempo que uno pasa con ellos, etc.

Usted ha impulsado varios programas relacionados con la mujer. ¿Cuál de ellos cree que tendrá mayor trascendencia?

Siempre he desarrollado mi profesión trabajando en conjunto con las mujeres, tengo un compromiso especial por el desarrollo y protección de la mujer, por la inserción laboral femenina y el empoderamiento de la mujer dentro de la sociedad. En este contexto, uno de los principales programas que hemos impulsado a través de la Fundación Prodemu, de la cual soy Presidenta, es el programa “Pasos de Mujer”, un programa de capacitación laboral para mujeres de escasos recursos. Comenzamos este año una nueva versión del programa, a la que llamamos “Pasos de Mujer 2.0”, la que está enfocada especialmente a apoyar a mujeres damnificadas por el terremoto y maremoto, y lo implementamos para apoyar la reconstrucción psicosocial. El objetivo es capacitar a mujeres en oficios que se demanden efectivamente por empresas de la zona, de esta forma se logra más tarde una inserción laboral. Las capacitaciones se han adaptado a los intereses de las mujeres beneficiadas, pero también a las necesidades de la zona para que puedan encontrar trabajo. Creo que se van a lograr importantes avances, ya que por una parte, el apoyo económico va a ser para las mujeres, y por otra, lo que implica la recuperación anímica, psicológica y social de estas familias que han sufrido tanto. Sin duda que el programa EVS ayudará a las mujeres a tomar conciencia de su salud, lo que debería reflejarse en una mejor calidad de vida para ellas y sus familias.

 

Cecilia versus Primera Dama

¿Qué extraña de su vida “anterior”?

La verdad es que estoy muy contenta con lo que estoy haciendo y viviendo. Para mí esto ha sido una experiencia apasionante, positiva y enriquecedora. Hoy me siento plena en lo que hago. Obviamente, me falta el tiempo que yo quisiera para estar con mi familia, mis amigas, para ver películas, para leer, pero hago otras cosas muy satisfactorias, como conocer profundamente las distintas realidades de nuestro país, compartir con personas tan distintas y poder hacer cosas por ellas a través de las Fundaciones que presido. Aunque a veces añoro más privacidad.

¿Cómo es un día de Cecilia Morel?

Mi vida hoy es la antirutina, son todos los días diferentes. Parte importante de mi trabajo es estar cerca de la gente. También parte de mi día lo ocupa el desarrollo de las fundaciones. Por otro lado me interesa  la creación de nuevos proyectos que aporten a mejorar la calidad de vida de las personas. Para ellos hemos generado estrechas alianzas con distintos actores de la sociedad. Indudablemente, mi primer rol es apoyar la labor del Presidente.

¿Cómo compatibiliza sus tiempos para, además de sus labores como Primera Dama, sea también esposa, mamá, abuela y dueña de casa?

Este nuevo rol nos llegó con el Presidente en un momento de nuestras vidas en que nuestros hijos son adultos e independientes. Con mi marido siempre hemos compartidos los mismos valores, lo cual nos facilita esta tarea. De todas formas, siempre buscamos los tiempos para compartir con los nietos y la familia.

Entre la abultada agenda presidencial, ¿cómo se las ingenian ud. y su marido para pasar tiempo juntos?

Obviamente hay menos tiempo y es más difícil encontrar el momento. Tratamos de siempre almorzar juntos los domingos con nuestros hijos y nietos. Por eso también, siempre que puedo, acompaño al Presidente en las giras oficiales y en las actividades que realiza.

¿Cuál cree que será la mayor recompensa una vez que deje de ser Primera Dama?

Lo mejor de mi trabajo es que respeta mi forma de ser y calza 100% con mi vocación y me experiencia laboral. Este trabajo ha sido un regalo, que me ha permitido seguir siempre cerca de la gente y conocer más profundamente al ser humano y a mi país.

A mí nunca me termina de asombrar el descubrimiento de la naturaleza  humana. Uno puede haber leído muchos libros de psicología o filosofía, pero finalmente cada persona es única, una obra de arte, y a mí, sin ser experta, no hay nada que me apasione más que conocer los laberintos y profundidades de cada persona.

¿Cómo le gustaría ser recordada cuando terminen estos 4 años de Gobierno y de gestión como Primera Dama?

Más que recordarme a mí, me gustaría lograr los objetivos que nos hemos planteado en los programas con los que estoy especialmente comprometida. Entre ellos está Elige Vivir Sano, porque va en directa relación con un bienestar de las personas. Muy comprometida estoy también con  la reconstrucción psicosocial y con una buena gestión en las siete Fundaciones que presido: Prodemu, Integra, Chilenter, MIM, Orquestas Juveniles e Infantiles, Artesanías de Chile y Fundación de la Familia.

 

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