Mi hijo tiene un soplo en el corazón

Mi hijo tiene un soplo en el corazón

Respuestas ante un problema que no es grave, pero que merece atención, ya que puede ser la primera voz de alerta de alguna afección cardíaca mayor.

Soplo al CorazónPara entender mejor lo que es un soplo debemos primero tener una idea de cómo es este órgano.

El corazón, desde el punto de vista de su estructura, podríamos asemejarlo a un músculo hueco, que está dividido por una pared central en un lado izquierdo y uno derecho. En cada lado, a su vez, hay una válvula que separa en un compartimiento superior (aurículas) y otro que podemos considerar inferior (ventrículos). Estas válvulas, llamadas Tricúspide y Mitral, tienen por función hacer que la sangre avance en un sentido, sin devolverse.
 
De esta forma, el corazón normal es una estructura con 4 cámaras. Hay venas que entran en los compartimientos superiores y arterias que emergen desde los inferiores (Aorta y Pulmonar). Estas arterias también poseen válvulas que impiden que la sangre se devuelva al corazón una vez que ha salido de él. Luego recibe el flujo de sangre que viene desde los tejidos y con la contracción de los ventrículos impulsa nuevamente esta sangre hacia el cuerpo y los pulmones. Es así que el corazon es considerado como el “motor” del organismo. Habitualmente, este trabajo cardíaco que es incesante, se traduce externamente sólo por un Tic-Tac que corresponde al cierre intermitente y acompasado de las válvulas intracardíacas y de las  válvulas de las arterias que salen del corazón. Cualquiera puede escuchar este sonido pegando el oído al pecho de una persona. El médico utiliza para este proceso un instrumento (estetoscopiofonendoscopio), que tiene la capacidad de aumentar los sonidos permitiéndole realizar una mejor evaluación de ellos.
Hay distintas circunstancias en las que a este Tic-Tac se agregan otros ruidos que suenan como el paso del viento por un tubo; a estos sonidos “extras” se les llama soplos.La Doctora Mónica Hinrichsen, cardióloga pediatra del Hospital Calvo Mackenna, señala que “siendo sólo un ruido que se escucha al auscultar el corazón, el soplo no es importante en sí mismo, sino en la medida que traduce la existencia de una posible anomalía en la estructura o en la función del corazón”.
A grandes rasgos se distinguen dos tipos de soplos: los inocentes y los orgánicos o patológicos. Los soplos inocentes se producen por el transcurrir normal de la sangre dentro de las cavidades, a través de las válvulas y dentro de los vasos. Son frecuentes en los niños, estimándose en algunas estadísticas que hasta un 80% de ellos presentan soplos en algún momento de su vida. Al hacer exámenes más específicos, como la Ecocardiografía - que permite evaluar la estructura y función cardíacas-, no se encontrarán alteraciones concretas que sean responsables de estos soplos, de ahí el nombre de “inocentes”.
Por el contrario, los soplos orgánicos traducen alteraciones concretas, como orificios anormales en las paredes internas del corazón, malfuncionamiento de válvulas, en el sentido que permiten que la sangre se escape de su curso normal, estrecheces que dificultan el paso de la sangre o comunicaciones anormales entre cámaras y vasos sanguíneos.
“En todas estas circunstancias lo que ocurre es que la sangre pasa desde una zona de mayor presión a una de baja presión y esto hace que la sangre deje de fluir tranquilamente para hacerlo de forma turbulenta, lo que genera el soplo. Como ejemplo, podemos imaginarnos el agua que fluye por una manguera produciendo muy poco ruido, pero si apretamos el extremo de la manguera el agua sale con mayor velocidad, en desorden y con mucho más ruido”, explica la doctora.
La especialista recalca dos conceptos importantes: En primer lugar, el concepto de que no todas las cardiopatías se acompañan de soplos cardíacos. Es decir, el que no haya soplo no descarta la existencia de una cardiopatía. En segundo lugar, la magnitud del soplo no es sinónimo de severidad de cardiopatía. Hay cardiopatías muy graves sin soplo y por el contrario hay defectos pequeños que producen grandes soplos.
Alerta temprana
Aunque la mayoría de los soplos en los niños corresponden a soplos inocentes, el hecho es que su presencia es uno de los elementos importantes que alertan al médico respecto de la posibilidad de una cardiopatía congénita. Éstas son las malformaciones más frecuentes que pueden presentar los niños y se estima que uno de 120 menores nace con una cardiopatía de distinta gravedad. Por lo tanto, un soplo escuchado en los primeros días de vida, va a requerir de una investigación más específica para descartar un problema real.
“En nuestro país el programa de garantías AUGE indica que la sospecha de una cardiopatía congénita debe llevar a una evaluación por cardiólogo y ecocardiografía. Más adelante, en el lactante y el niño menor la presencia de un soplo se va haciendo cada vez más benigna y en los casos de cardiopatía de importancia se agregan otros síntomas, como el cansancio al alimentarse o la cianosis. El preescolar y escolar pequeño son niños que, en general, tienden a cooperar con el examen médico brindando las mejores condiciones para que el especialista pueda escuchar los ruidos cardíacos con tranquilidad. Junto con esto tienen una pared torácica delgada y una frecuencia cardíaca normal más alta que el adulto. Todo esto hace que sea fácil encontrar soplos en estos pacientes”, señaló la doctora.
El cardiólogo con experiencia va a poder discriminar sólo con la auscultación aquellos que son inocentes y frente a la duda pedirá un Ecocardiograma para completar el estudio. La presencia de anemia o de fiebre pueden hacer aparecer un soplo en un niño que previamente no lo tenía.
El soplo inocente suele tener variaciones en su magnitud durante la vida y termina por desaparecer cerca de la edad adulta. El soplo orgánico también puede variar en la medida que la anomalía que lo produce tiene cambios en el tiempo. Es así, que hay ciertos orificios de las paredes del corazón que pueden cerrarse espontáneamente en el tiempo; y por otro lado, válvulas estrechas, que se vuelven más angostas con los años. Estos cambios en las características de los soplos orientan clínicamente al cardiólogo en el sentido de la progresión positiva o negativa de la enfermedad.
¿Hacer una vida normal?
Se entiende que el niño que tiene un soplo inocente es, para todos los efectos, un niño sin problema cardíaco, es decir, sano, por lo cual no tiene ningún impedimento para realizar esfuerzos físicos y deportivos. En este punto es necesario comentar que para lograr un exitoso desarrollo deportivo, no sólo influye el estado cardíaco, sino que también es necesario tener normalidad en el funcionamiento de los pulmones, del sistema muscular y esquelético, del sistema endocrino, neurológico etc.
Como lo indica la Dra. Hinrichsen, “en el caso de tener un soplo orgánico estamos frente a una cardiopatía que puede tener distintos grados de gravedad, desde muy leve a severa, y por lo tanto la restricción al esfuerzo va a depender de la anomalía específica subyacente. En la actualidad la mayoría de las cardiopatías tiene algún grado de posibilidad de manejo médico o quirúrgico, por lo que es infrecuente que se necesite restringir por completo el esfuerzo físico en los niños”.
El término “congénito” sólo significa que el defecto lo trae el niño desde el nacimiento, es decir que se produjo una alteración durante el desarrollo intrauterino del corazón del feto, pero este término no nos dice nada respecto de que pueda ser hereditario o no.
Por otro lado hay familias que tienen la predisposición genética a ciertas enfermedades, entre ellas algunas cardíacas, las que pueden considerarse hereditarias. En estos casos, las enfermedades pueden estar presentes al nacer o desarrollarse posteriormente durante la vida.
Por último, están las cardiopatías “adquiridas” tanto en niños como en adultos, en las cuales sin que exista una predisposición genética, las alteraciones se producen por factores ambientales, como infecciones cardíacas, por ejemplo. En los niños, las cardiopatías congénitas son las más frecuentes y en general las más severas, pero también pueden desarrollar enfermedades cardíacas en otras etapas de su vida.
El Tratamiento
Hay que enfatizar que los soplos son sólo ruidos y como tal no requieren tratamiento por sí mismos, sino por la alteración que los origina. Como afirma la doctora, no se tratan los soplos sino las enfermedades. El tipo y oportunidad de tratamiento los determina el cardiólogo dependiendo de la alteración de base. “Frente a un soplo inocente no hay necesidad de tratamiento, porque no hay enfermedad. En el caso de los soplos orgánicos el tratamiento dependerá del tipo de alteración. Están los defectos en que la experiencia nos dice que pueden tener una evolución favorable en forma espontánea y por lo tanto el médico sólo hará un seguimiento para asegurarse que esa evolución siga el curso esperado, quizá requiriendo apoyo medicamentoso por un lapso de tiempo”, señaló la especialista.
En el otro extremo, específicamente en el grupo de las cardiopatías congénitas, hay defectos tan severos que son incompatibles con la vida, a menos que se intervenga quirúrgicamente o por métodos médicos invasivos, muchas veces en los primeros días de vida. La variedad de defectos cardíacos que se pueden encontrar es enorme, y también es variable la repercusión que estos pueden tener, por lo tanto, el tratamiento se individualiza en cada paciente, pretendiendo favorecer el normal crecimiento y desarrollo de los niños en todos los ámbitos de la vida.

 

 

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