Hipertensión Arterial

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Considerada uno de los tres principales factores de riesgo de infarto al miocardio, junto al hábito de fumar y los valores de colesterol alto; la Hipertensión arterial afecta a alrededor del 25% de los adultos, reduciendo la esperanza de vida en unos 10 a 15 años.


 

La Hipertensión es la elevación de los niveles de presión arterial (fuerza ejercida por la sangre contra las paredes de las arterias) de forma continua o sostenida. Cuando su causa es desconocida, que ocurre en casi el 90% de las personas que la sufren, se le denomina Hipertensión esencial o primaria.
 

Cuando se sabe la causa a la enfermedad de le llama secundaria. El sedentarismo, la obesidad, el estrés, y el consumo excesivo de alcohol y de sal, son factores de riesgo capaces de provocar Hipertensión arterial en personas con una sensibilidad hereditaria. Además, entre un 5 y un 10% de los casos de Hipertensión arterial son provocados por una enfermedad venal; y casi el dos por ciento tiene su origen en un trastorno hormonal, o en el uso de ciertos fármacos como los anticonceptivos orales.
 

Respecto a las causas más usuales, es posible identificar los hábitos en los estilos de vida, como la mala nutrición, con exceso de sal, y déficit de potasio. El sodio (sal) ingresa por varias vías: el que se le pone a las comidas, pero que es lo mínimo en la ingesta; y aquel que viene incorporado en los alimentos preservados, como las conservas, las cecinas, y el resto de los alimentos manufacturados que se conservan gracias a éste, y que representan el aporte más importante, lo que hace que las personas consuman de 10 a 12 gramos de sal al día, siendo lo ideal no sobrepasar los 3 o 4 grs. En el caso del potasio, es posible compensarlo comiendo frutas y verduras, y utilizar sales mezcladas con éste en una relación 1:1.
 

La OMS considera a la Hipertensión como la primera causa de muerte a nivel mundial, constituyendo un problema de Salud Pública a todo nivel, ya que lamentablemente existe un déficit en el diagnóstico, y no más allá del 60% de las personas sabe que la padece. Además, la presión arterial es el registro de un número que, lamentablemente, tiene una gran variabilidad, lo que compromete la calidad del diagnóstico.
 

En Latinoamérica sólo hay un 15% de control satisfactorio de Hipertensión, en EE.UU. alrededor de un 30%, en Europa aproximadamente un 40%, y Canadá está logrando un 42% gracias a una excelente campaña.
 

Existen tres categorías de Hipertensión:

Normal: Bajo de 120-80, lo que significa que el endotelio funciona plenamente y hay riesgo mínimo de muerte cardiovascular. RIESGO I, 40% en Chile.
 

Pre-hipertensos: Categoría intermedia. La población tiene la mínima entre 80 y 89, y la máxima oscila entre 120 y 139. RIESGO II, 33% en Chile.
 

Hipertensión arterial: Diagnosticada cuando la presión máxima tiene valores sobre 140, y la mínima 90 o más. RIESGO III, 26% en Chile.
 

 La Hipertensión en la mujer aparece alrededor de los 42 años, y en el hombre cerca de los 36; la diferencia entre géneros radica en los estrógenos que inducen una molécula llamada óxido nítrico en las capas internas de las arterias y que reduce, posterga o impide la aparición de esta enfermedad.
 

Las consecuencias de la Hipertensión arterial son diversas, porque cuando la presión sube demasiado y se mantiene así, con el tiempo puede lesionar las arterias y los delicados órganos internos del organismo, como riñones, corazón, cerebro, o partes del ojo. Además, la enfermedad obliga al corazón a trabajar más, modificándolo; y transforma el revestimiento de las arterias, volviéndolo áspero, facilitando que las grasas y el colesterol se depositen en ellas, lo que puede ocasionar un infarto.
 

Para controlar la Hipertensión arterial los médicos recomiendan seguir un estilo de vida saludable, incluyendo un programa de ejercicios aeróbicos moderados durante 30 minutos tres a cinco veces por semana. También, si existe sobrepeso la enfermedad puede empeorar, ya que el organismo se ve obligado a mover más sangre, y el corazón debe trabajar más. Pero, como en el 80% de los hipertensos no bastan la dieta y el ejercicio, es preciso utilizar un tratamiento farmacológico con medicamentos que relajen las arterias e impidan que el corazón tenga que latir demasiado fuerte.
 

Es necesario mantener los niveles de colesterol, de presión arterial y de peso, adecuados y correspondientes a cada persona; además de evitar el cigarrillo, el alcohol y la sal, para controlar los riesgos. Los hipertensos deben consumir frutas, verduras, legumbres, frutos secos y otros cereales, junto al aceite de oliva como grasa principal. Y es preferible ingerir carnes blancas, de aves y pescado, en reemplazo de las carnes rojas.
 

Una presión arterial elevada que no se trata aumenta el riesgo de desarrollar una enfermedad cardíaca (insuficiencia cardíaca, infarto al miocardio), una insuficiencia renal y un ictus a temprana edad. Menos del 5% de los pacientes con Hipertensión maligna sin tratamiento sobrevive más de un año.
 

Fuente: Sociedad Chilena de Cardiologia y Cirugía Cardiovascular



 

 

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